Esta es una de las preguntas más habituales por parte de los pacientes que visitan nuestra consulta. ¿Que debo aplicarme en esta lesión? ¿frío o calor? En las siguientes líneas vamos a explicar cuando y porque aplicar uno u otro.
De manera general aplicaremos frio en procesos agudos donde haya una inflamación, mientras que deberíamos aplicar calor cuando se trate de procesos más crónicos.
La terapia de frío es conocida como crioterapia y tiene como objetivo bajar la inflamación del tejido lesionado. Esto lo consigue generando una vasoconstricción, es decir estrechando los vasos sanguíneos, y así reduciendo el metabolismo de la lesión. Cuando hay una lesión aguda hay una rotura de estructuras y esta rotura genera que se vierta sangre y sustancias de los tejidos lesionados en la zona. Esta situación sino se reduce generara más daño en los tejidos vecinos a la lesión, favoreciendo una irritación de la zona lesional y por consiguiente más daño. En un primer momento lo que se quiere es reducir esta situación. Dado que el frío reduce el tamaño de los vasos sanguíneos, como hemos dicho antes, esto reduce la sangre vertida.
Por otro lado el frío también reduce el metabolismo de la lesión. Al adormecer los tejidos relacionados con la lesión, el frío reduce la demanda de sangre de estos tejidos, algo similar a lo que hace un oso cuando hiberna, que reduce su necesidad de alimento. Es decir, el frío duerme la zona para reducir la necesidad de sangre. De esta manera como la lesión genero una rotura de tuberías (vasos sanguíneos), al bajar la necesidad por el frío, el cuerpo envía menos sangre a la zona y de esta manera se derrama menos sangre al exterior y se evita la inflamación y aumento de la lesión.
Utilizaremos el frío en lesiones agudas como:
Se aplicará unos 15-20 min cada 1-2 horas y sin contacto directo con la piel para no dañarla.
El Calor ayuda a reparar la lesión una vez pasada la primera fase aguda, donde las estructuras (vasos sanguíneos) ya esta reparados y por lo tanto no hay un derrame al exterior.
El calor aumenta el diámetro de los vasos, trayendo más sangre y con ello más oxigeno y nutrientes a la zona lesional. Esto ayuda a la reparación de la lesión. También ayuda a elastificar los tejidos como tendones y ligamentos.
Es por ello que el Calor ayudará en procesos más crónicos o en lesiones agudas después de pasar unas 72 horas de la lesión donde primero se ha aplicado frio y pasados unos 3 días podemos empezar a aplicar calor para favorecer el proceso reparativo de la lesión.
Utilizaremos Calor en patologías crónicas como:
Se aplicara unos 20 min cada 2h.
En caso de no saber si es un proceso inflamatorio, se recomienda aplicar frío pues, el calor, podría empeorar el proceso si es agudo; sin embargo, el frío, aún tratándose de un proceso crónico, no resulta perjudicial.
Y siempre, ante cualquier duda, recomendamos hacernos una consulta.